Explican las razones para el fracaso en las Pruebas Puertorriqueñas
Por Aurora Rivera Arguinzoni / arivera@elnuevodia.com
Para lograr que las escuelas logren sus metas académicas, el Departamento de Educación (DE) debería tener maestros especializados por materias desde cuarto grado, supervisarlos efectivamente, proveerles materiales adecuados y llenar las necesidades del salón con premura, opinaron varios expertos.
Esta receta del éxito es el resultado del análisis de varios funcionarios del sistema de educación pública consultados luego que el DE publicara una lista que indica que el 87% de sus escuelas (1,259) están en plan de mejoramiento, debido a la pobre ejecución de los alumnos en las Pruebas Puertorriqueñas de Aprovechamiento Académico (PPAA).
Estas pruebas se ofrecen cada año porque lo requiere el Departamento de Educación de Estados Unidos. Para cada escuela se establece un índice de Progreso Anual Adecuado (AYP) que debe lograr, y en la medida en que no lo consiga tiene que elaborar un plan de mejoramiento que, de no cumplirse en varios años, obliga al DE a tomar medidas drásticas de reestructuración.
La meta federal es que para el 2014 todas las escuelas logren que el 100% de sus alumnos sean proficientes en las materias principales, y para ello ha ido aumentado paulatinamente el porcentaje a obtener cada año. Ese precisamente es uno de los factores que a juicio de la ex subsecretaria auxiliar de servicios académicos del DE, Cristina Torres Velázquez, pudo haber provocado que este año no se lograra el progreso esperado.
Sube la curva
El año pasado, la meta de Puerto Rico era lograr 66.35% de proficiencia en español y 69.35% en matemáticas, materias consideradas principales en las PPAA. Este año la meta subió a 83.18% en español y a 84.68% en matemáticas, pero solo se obtuvo 55% y 73% de proficiencia, respectivamente.
“El porciento para obtener AYP este año subió bastante”, opinó Torres Velázquez.
Pero durante el pasado año también subió la inversión del DE en recursos para promover que estudiantes y maestros se prepararan mejor para las pruebas. Aumentó su ya millonaria inversión en el proyecto Operación Éxito, en campañas públicas a través de medios de comunicación y las visitas a escuelas para insistir en la importancia de ellas.
Entonces, ¿qué falló?
Torres Velázquez, quien fue parte de ese esfuerzo, entiende que enfocarse demasiado en las pruebas es precisamente parte del problema. “Obviamente ese es el criterio que se usa para medir, pero es un error enfocarnos en eso. Debemos enfocarnos en el aprovechamiento en general de todas las materias, que todas son importantes, y vamos a ver ganancias”, afirmó.
Una persona estrechamente ligada al proceso de diseño, administración y evaluación de las PPAA, que pidió no se le identificara por temor a represalias, insistió además en la necesidad de que los maestros de nivel elemental -específicamente de cuarto a sexto grado- sean especialistas en cada materia y no se les adiestre solo en educación elemental general como se hace ahora.
Opinó que de esa manera seguirán mejor los estándares que ha establecido el DE para cada materia y que, a su vez, se utilizan para diseñar las pruebas. Torres Velázquez secundó la idea.
La fuente aseguró que en su interacción regular con los maestros notó que los que más conocían y aplicaban los estándares educativos eran los maestros especialistas en materia, quienes dan clases en intermedia y superior. Sin embargo, se les dificultaba cumplir del todo con ellos porque se veían forzados a cubrir material de grados previos.
“Los estudiantes vienen (de elemental) con tanto rezago en las destrezas que no pueden enseñar lo que se supone que enseñen. Por ahí empieza una cadena y los maestros especializados en la materia solamente pueden sacar a flote a los mejores”, describió.
“Creo que es una buena solución (especializar maestros desde cuarto) porque ahí es que está el hoyo. Los estudiantes en tercer grado salen bien, el bajón comienza en cuarto, quinto y sexto”, coincidió la ex secretaria auxiliar.
Escasea la planificación
Elín Cintrón, superintendente de distrito de Utuado, ha comprobado la falta de planificación según los estándares, aunque no estableció diferencias por nivel académico. “Los maestros no están alineados a las pruebas. Envié a los supervisores (de materia a las escuelas a visitar) y sobre el 70% no estaba planificando de acuerdo a los estándares”, aseguró. Indicó que de febrero a mayo ordenó visitar las 40 escuelas del distrito y entre 300 y 400 maestros.
Cintrón coincidió con Torres Velázquez en que los directores necesitan más apoyo en labores de administración y supervisión. El superintendente dijo confiar en que ese aspecto sea atendido con la estructura reforzada en los 28 nuevos megadistritos creados el pasado año y en las regiones educativas.
Pero, según la fuente anónima, a nivel central muchas iniciativas son saboteadas por situaciones internas de la agencia, sobre todo de politización y sentido de prepotencia, que hace que empleados -en su mayoría de carrera- obstaculicen proyectos dirigidos a atender las necesidades del salón de clases.
Otro problema señalado por Torres Velázquez fue la falta de materiales a tono con los nuevos currículos. Esto lo confirmó el relato de un padre y egresado de la escuela Manuel Bou Galí de Corozal que se comunicó con este diario.
“Fui a la escuela a matricular a mi hija y me percaté de que aún utilizan el mismo libro que yo utilicé hace más de 25 años de Historia de Occidente. La maestra de Estudios Sociales me indicó que son los mismos libros que utilicé cuando cursé la intermedia”, atestiguó Sandy Martínez.
Al final, recapituló la fuente experta en medición académica, al DE le falta “visión y metas a largo plazo que sean medibles” y no estén sujetas a cambios de gobierno ni de secretarios.
http://www.elnuevodia.com/enormeretoenelsalondeclases-1026007.html
Esta receta del éxito es el resultado del análisis de varios funcionarios del sistema de educación pública consultados luego que el DE publicara una lista que indica que el 87% de sus escuelas (1,259) están en plan de mejoramiento, debido a la pobre ejecución de los alumnos en las Pruebas Puertorriqueñas de Aprovechamiento Académico (PPAA).
Estas pruebas se ofrecen cada año porque lo requiere el Departamento de Educación de Estados Unidos. Para cada escuela se establece un índice de Progreso Anual Adecuado (AYP) que debe lograr, y en la medida en que no lo consiga tiene que elaborar un plan de mejoramiento que, de no cumplirse en varios años, obliga al DE a tomar medidas drásticas de reestructuración.
La meta federal es que para el 2014 todas las escuelas logren que el 100% de sus alumnos sean proficientes en las materias principales, y para ello ha ido aumentado paulatinamente el porcentaje a obtener cada año. Ese precisamente es uno de los factores que a juicio de la ex subsecretaria auxiliar de servicios académicos del DE, Cristina Torres Velázquez, pudo haber provocado que este año no se lograra el progreso esperado.
Sube la curva
El año pasado, la meta de Puerto Rico era lograr 66.35% de proficiencia en español y 69.35% en matemáticas, materias consideradas principales en las PPAA. Este año la meta subió a 83.18% en español y a 84.68% en matemáticas, pero solo se obtuvo 55% y 73% de proficiencia, respectivamente.
“El porciento para obtener AYP este año subió bastante”, opinó Torres Velázquez.
Pero durante el pasado año también subió la inversión del DE en recursos para promover que estudiantes y maestros se prepararan mejor para las pruebas. Aumentó su ya millonaria inversión en el proyecto Operación Éxito, en campañas públicas a través de medios de comunicación y las visitas a escuelas para insistir en la importancia de ellas.
Entonces, ¿qué falló?
Torres Velázquez, quien fue parte de ese esfuerzo, entiende que enfocarse demasiado en las pruebas es precisamente parte del problema. “Obviamente ese es el criterio que se usa para medir, pero es un error enfocarnos en eso. Debemos enfocarnos en el aprovechamiento en general de todas las materias, que todas son importantes, y vamos a ver ganancias”, afirmó.
Una persona estrechamente ligada al proceso de diseño, administración y evaluación de las PPAA, que pidió no se le identificara por temor a represalias, insistió además en la necesidad de que los maestros de nivel elemental -específicamente de cuarto a sexto grado- sean especialistas en cada materia y no se les adiestre solo en educación elemental general como se hace ahora.
Opinó que de esa manera seguirán mejor los estándares que ha establecido el DE para cada materia y que, a su vez, se utilizan para diseñar las pruebas. Torres Velázquez secundó la idea.
La fuente aseguró que en su interacción regular con los maestros notó que los que más conocían y aplicaban los estándares educativos eran los maestros especialistas en materia, quienes dan clases en intermedia y superior. Sin embargo, se les dificultaba cumplir del todo con ellos porque se veían forzados a cubrir material de grados previos.
“Los estudiantes vienen (de elemental) con tanto rezago en las destrezas que no pueden enseñar lo que se supone que enseñen. Por ahí empieza una cadena y los maestros especializados en la materia solamente pueden sacar a flote a los mejores”, describió.
“Creo que es una buena solución (especializar maestros desde cuarto) porque ahí es que está el hoyo. Los estudiantes en tercer grado salen bien, el bajón comienza en cuarto, quinto y sexto”, coincidió la ex secretaria auxiliar.
Escasea la planificación
Elín Cintrón, superintendente de distrito de Utuado, ha comprobado la falta de planificación según los estándares, aunque no estableció diferencias por nivel académico. “Los maestros no están alineados a las pruebas. Envié a los supervisores (de materia a las escuelas a visitar) y sobre el 70% no estaba planificando de acuerdo a los estándares”, aseguró. Indicó que de febrero a mayo ordenó visitar las 40 escuelas del distrito y entre 300 y 400 maestros.
Cintrón coincidió con Torres Velázquez en que los directores necesitan más apoyo en labores de administración y supervisión. El superintendente dijo confiar en que ese aspecto sea atendido con la estructura reforzada en los 28 nuevos megadistritos creados el pasado año y en las regiones educativas.
Pero, según la fuente anónima, a nivel central muchas iniciativas son saboteadas por situaciones internas de la agencia, sobre todo de politización y sentido de prepotencia, que hace que empleados -en su mayoría de carrera- obstaculicen proyectos dirigidos a atender las necesidades del salón de clases.
Otro problema señalado por Torres Velázquez fue la falta de materiales a tono con los nuevos currículos. Esto lo confirmó el relato de un padre y egresado de la escuela Manuel Bou Galí de Corozal que se comunicó con este diario.
“Fui a la escuela a matricular a mi hija y me percaté de que aún utilizan el mismo libro que yo utilicé hace más de 25 años de Historia de Occidente. La maestra de Estudios Sociales me indicó que son los mismos libros que utilicé cuando cursé la intermedia”, atestiguó Sandy Martínez.
Al final, recapituló la fuente experta en medición académica, al DE le falta “visión y metas a largo plazo que sean medibles” y no estén sujetas a cambios de gobierno ni de secretarios.
Obstáculos para superar
Conocedores del sistema público de enseñanza esbozaron posibles explicaciones para que cientos de escuelas no logren salir de plan de mejoramiento.
1 Aumento de 20% en el puntaje de aprobación por materia de las Pruebas Puertorriqueñas de Aprovechamiento Académico (PPAA), para obtener el índice de progreso anual adecuado (AYP, por sus siglas en inglés).
2 Énfasis en el contenido de las PPAA, mientras se desatiende el currículo regular.
3 Los maestros de cuarto a sexto grado carecen de especialización por materias, lo que provoca que no dominen todos los estándares educativos.
4 Las lagunas en destrezas de cuarto al sexto grado se hacen difíciles de llenar en intermedia y superior.
5 Poca supervisión directa a maestros, debido a que los directores no cuentan con personal suficiente para la administración de escuelas.
6 Mientras se hacen cambios al currículo, los estudiantes siguen utilizando libros y materiales caducos.
7 Los maestros nuevos, recién graduados de las universidades, carecen de destrezas a tono con el currículo y funcionamiento del DE.
8 Maestros y estudiantes se desaniman cuando su escuela fracasa consistentemente en las PPAA.
9 Los empleados en puestos administrativos en ocasiones no apoyan los esfuerzos para saciar las necesidades del salón de clases.
10 Falta de visión y metas medibles a largo plazo en el Departamento de Educación.
Recuperado deL Periódico El Nuevo Díahttp://www.elnuevodia.com/enormeretoenelsalondeclases-1026007.html